Fue mágico, alucinante, inigualable, propio de Estudiantes. Fue una noche de febrero en el año 2006. “Los Rolling Stones tocaron en Quilmes” escuche decir por ahí, y aunque Mick Jagger y Keith Richards estaban rockeando en el monumental, en el Centenario de Quilmes estaba la banda de Caldera, el Tanque, Sosita, y compañía haciendo historia. Fue el comienzo del mejor año de nuestras vidas.
El primer tiempo de ese partido contra el Sporting Cristal fue lapidario, horroroso, propio del equipo chiquitito de la ciudad. A los ´37 ya íbamos 3-0 abajo!!! Increíble, pero era porque la mística se estaba desempolvando de a poquito. En el segundo tiempo ocurrió lo increíble, lo que nadie se imaginaba, salvo los memoriosos que recordaban y esperaban por hazañas como contra Platense o Gremio. El equipo por entonces dirigido por Burruchaga salió a comerse al adversario. Y se lo comió. Entro el rey Sosa y cambió la historia, a los ´9 apareció el eterno Calderón, gol de penal y a empezar a soñar. A los ´20 otra vez el papá de gilnacia se anotaba con un terrible golazo con pared incluida con Sosa. La cosa se ponía buena y los nervios en las tribunas estaban incontrolables. A los ´33 corajeó el tanque en el área y fiel a su estilo empató el partido, si 3-3, en un partido en el que el pincha no jugó bien, pero hay veces que no se juega con las piernas y la cabeza sino que se juega con el corazón, con el alma (recuerden el 2-1 con uno menos todo el partido ante los muertos)
Pero la historia nos quería regalar una proeza como la gente, bien copera, bien pincha. Por eso cuando el partido moría y la esperanza de ver al pincha ganar en la copa se desvanecía, apareció el payaso Lugüercio para desviar un buscapié de Calderón, y mandar la pelota al fondo de las piolas. Locura, delirio y cada uno sabe lo que sintió en ese momento tan especial.Ahora espero que en sus comentarios expresen lo que sintieron y lo compartan con todos los campeones platenses, y con los otros, porque... ¡¡¡Te voy a contar lo que siente, toda la gente del León!!!
El primer tiempo de ese partido contra el Sporting Cristal fue lapidario, horroroso, propio del equipo chiquitito de la ciudad. A los ´37 ya íbamos 3-0 abajo!!! Increíble, pero era porque la mística se estaba desempolvando de a poquito. En el segundo tiempo ocurrió lo increíble, lo que nadie se imaginaba, salvo los memoriosos que recordaban y esperaban por hazañas como contra Platense o Gremio. El equipo por entonces dirigido por Burruchaga salió a comerse al adversario. Y se lo comió. Entro el rey Sosa y cambió la historia, a los ´9 apareció el eterno Calderón, gol de penal y a empezar a soñar. A los ´20 otra vez el papá de gilnacia se anotaba con un terrible golazo con pared incluida con Sosa. La cosa se ponía buena y los nervios en las tribunas estaban incontrolables. A los ´33 corajeó el tanque en el área y fiel a su estilo empató el partido, si 3-3, en un partido en el que el pincha no jugó bien, pero hay veces que no se juega con las piernas y la cabeza sino que se juega con el corazón, con el alma (recuerden el 2-1 con uno menos todo el partido ante los muertos)
Pero la historia nos quería regalar una proeza como la gente, bien copera, bien pincha. Por eso cuando el partido moría y la esperanza de ver al pincha ganar en la copa se desvanecía, apareció el payaso Lugüercio para desviar un buscapié de Calderón, y mandar la pelota al fondo de las piolas. Locura, delirio y cada uno sabe lo que sintió en ese momento tan especial.Ahora espero que en sus comentarios expresen lo que sintieron y lo compartan con todos los campeones platenses, y con los otros, porque... ¡¡¡Te voy a contar lo que siente, toda la gente del León!!!