martes, 22 de enero de 2008

Campeón Metropolitano 1982


Esta historia hablará sobre el campeonato Metropolitano que logró Estudiantes en 1982. Pero no serán mis palabras, sino que transcribiré un texto escrito por Víctor Hugo Morales en donde habla de la importancia del Pincha en el campeonato mundial logrado por la selección Argentina en 1986. Lean y disfruten su orgullo de ser Pinchas.


“Hubo una noche, caprichosamente elegida por la memoria, esa declinante, por la que se macha como lo haría alguien que camina por una caverna con una vela en la mano, que podría adoptarse como fundacional del carácter del estudiantes de aquellos años, y más aun, del fútbol exultante que ofrecería mas tarde en el Nacional y, sobretodo, del titulo mundial de la Argentina en México 86.
Fue la noche del partido con Vélez, aquel de la bomba en el vestuario, de las discusiones en el tribunal de disciplina, el que Estudiantes ganó con un salto impresionante de coraje y precisión del Tata Brown, justo en el instante en que las ilusiones se desmoronaban igual que en la implosión de un edificio. Lo que Bilardo y sus jugadores habían construido, como en los cuentos, igual que en el final feliz de una película, concluía con una fiesta colosal de las mismas tribunas que hasta pocos minutos antes, avanzaban del brazo con la frustración en cada ataque controlado por la tenaz defensa de los velezanos. Estudiantes debía ganar el partido porque, en esa jornada, quedaría claro si tenia el temperamento, la idiosincrasia, el temple, la índole de un verdadero campeón.
Fue justicia que Estudiantes venciera en la áspera contienda. No solamente jugaba contra Vélez, sino que, una vez mas, debía enfrentarse a un ambiente crispado ya, por las discusiones que, ociosamente, demandarían años de absurdas disputas dialécticas.
El tiempo nos va dejando fotos sueltas, películas marchitadas, y quien esto escribe
(Víctor Hugo) ha querido tomar los recuerdos tal como llegan, sin bucear en las estadísticas y comentarios de la época. Y esas tomas del 82, que se nutren de jornadas de un fútbol jugado por una maquina respaldada por todas las herramientas de la táctica, pero embellecido por aquellos ilusionistas del medio campo más creativo que se recuerda, artistas circenses que combinaban con la prolijidad y el riesgo de los trapecistas, se conectan con los valores del maravilloso campeonato mundial del 86. Puede decirse que aquellas tardes y noches que dejaron una estela imborrable de fútbol resuelto con astucia y osadía, coraje y estética, significaron la piedra fundamental y filosofal sobre la que se construyó el mas indiscutido de los éxitos del fútbol argentino. Sin Estudiantes campeón del 82, no habría Argentina campeón mundial cuatro años más tarde. [..] Nacía, o quizás debe decirse resucitaba, el carácter de los auténticos campeones. El camino hacia la conquista de México fue inoculado con el mismo virus de la incomprensión que en tantas ocasiones pareció doblegar a Estudiantes. Resistido por la critica y las traiciones más injustas, consiguió como el Tata en aquel salto fulgurante, desactivar la conspiración rasputinesca de políticos, periodistas y entrenadores que intentaron bombardear los puentes que se construían hacia la victoria.
Ignorado por los títulos de los diarios de los Lunes, destratado su fútbol ante cualquier tropiezo, inconveniente para el negocio como lo serían mas tarde otros intrusos de los ochenta, obligado a explicar la lucha encarnizada contra la imbecilidad que aun hoy tiene herencia en el fútbol argentino, Estudiantes avanzó como un pelotón que prefiere inmolarse a dejar las banderas en el campo de batalla.
Se parecieron Estudiantes y la selección de México 86. El pincha fue un banco de pruebas en el que comenzaron a diseñarse los ajustes de conducta, temperamento y estrategia necesarios para ganar un mundial. [...]Así como hay un gen que define el color de nuestra piel, México 86 tiene en Delménico, Herrera, Ponce, Brown, Trama, Trobbiani, Russo, Camino, Gette, Gottardi, Sabella, Lemme,, Landucci, Galletti, Monzón, Gurrieri, Malvarez, Pezzano, Vargas, Bertero, Martínez y Gugnali, los genes que determinaron su carácter. En el escribano Correbo y su conducta, y en Bilardo y su sapiencia, en una pisada de Trobbiani, un pase milimétrico de Ponce, un enganche de Sabella, una corrida de Gottradi, una cobertura de Russo, en la figura erguida y adusta del Tata, anidaba la gesta más fantástica de la historia del fútbol argentino.”


Gracias Victor Hugo, tus palabras emocionan y me llenan de orgullo.

sábado, 12 de enero de 2008

Diluvio universal, Leon universal



Fue el 13 de Abril de 2006, jugábamos contra el Bolívar la clasificación a los 8vos de final de la Copa Libertadores. Teníamos que ganar si o si porque el Independiente Santa Fe de Colombia iba ganando, así que era a todo o nada. Pero los bolivianos se pusieron en ventaja a los ´25 del primer tiempo y la cosa se puso fea, tanto en la cancha como en el cielo, porque de la nada se levanto un viento terrible, volaba de todo, tierra, polvo, vasos, papeles. Parecía que se venía un tornado o algo así, y encima se largo a llover, en realidad diluviaba, era increíble como pegaba la lluvia de costado, y nadie tenia como abrigarse porque hizo calor todo el día. Y en la cancha era peor porque encima que había que dar vuelta el partido, los jugadores tenían que pelear contra el diluvio, el viento, y la cancha que a cada rato se ponía peor. Por suerte el tanque Pavone empata el partido a los ´33 así la tensión no subía por las nubes como en todos los partidos de la copa. Que no iba a subir!!! Si como siempre llegaba el final del partido y no podíamos definirlo, con el empate pasaban los bolivianos y nosotros nos quedábamos sin nada. Y en eso veo que marcan el descuento. Me quería matar, eran solo 4 minutos los que nos separaban de la alegría o la tristeza, de sentirse un pincha o un tripero fracasado. Y ya no se miraba el partido, se miraba el cielo pidiendo a gritos el gol que los jugadores se cansaron de buscar por todos lados. “El Pincha era todo garra y corazón” decía el Ole al otro día.
Y llegó el milagro, cuando faltaba nada, el goleador de Tres Sargentos se dio media vuelta y le pegó con el corazón a la bocha para hacer estallar las gargantas de toda la banda del pincha que no dejó de alentar bajo esa lluvia de mierda, que no quería parar, era el lobo, que no para de llorar...

jueves, 3 de enero de 2008

El Narigón




Carlos Salvador Bilardo. 16 de Marzo de 1939, 68 años. Es junto a la brujita uno de los máximos ídolos del club. Fue jugador y técnico pincharrata, y tiene un privilegio único e irrepetible: Es la única persona que estuvo vinculado directamente con todos los logros del club. Como jugador fue campeón metropolitano 1968, tricampeón de América ´68´69´70, campeón interamericano ´69 y campeón del mundo 1968. Luego como técnico albirrojo comandó al bicampeón del ´82 (metro) ´83 (nacional) aunque este equipo fue dirigido por Manera, eran prácticamente los mismos jugadores. Y creó la base de los campeones del ´06 (Tanque Pavone, Príncipe Sosa, Cacique Angeleri).
Que se puede decir de una persona que es un buen ejemplo a seguir. Como me inculcó mi vieja de chico (Bilardista como pocas, es fiel devota de todo lo que haga o diga su Carlos Salvador). “Vos tenés que ser como él, es médico, periodista, futbolista y técnico campeón de todo, y hasta tiene tiempo de formar una familia”, y que me dirá ahora que es ministro de deportes de la provincia. Mientras se haga con pasión, nada es imposible.
Carlos nació en el barrio porteño de La Paternal, y en el año 1958 debutó en la primera de San Lorenzo. Luego fue a jugar a Deportivo Español en donde estuvo desde 1961 hasta 1965, año en el cual llegó al Grande de la ciudad para instalarse para siempre. Después de su paso como jugador en donde ganó todo lo que se pueda ganar, en el año 1971 tomó las riendas del equipo pincharrata que no andaba bien, y nos salvó del descenso, y lo hizo ad honorem. Luego volvió en el ´75 y estuvo al mando de un equipazo que, invicto, quedó a un paso de la gloria. Después volvió en el ´82 para llevar adelante al bicampeón argentino que lo catapulto a la selección.
En aquel campeonato del ´82 deslumbró tanto su capacidad que fue convocado a dirigir a la selección luego de un paso por el mundial de España ´82 tan o más desilusionante que el mundial 2002.
Fue el mejor técnico que haya tenido la selección Argentina a lo largo de su historia, con un campeonato mundial en 1986, y un subcampeonato en 1990.
Luego de pasar su sabiduría por otros equipos y selecciones (Sevilla, Boca, selección de Libia entre otros) se dedicó de lleno al periodismo deportivo. Participa en programas en Fox Sports, es comentarista en diferentes partidos, tanto de la selección como los “clásicos del domingo”. También tiene su programa de radio en La Red, en donde la banda del pincha lo fue a buscar en 2003 para que vuelva en un momento en donde las papas quemaban. Y volvió, hasta que sea necesario. Vale destacar que el dinero que cobraría durante los primeros meses fueron destinados al hospital de niños. No es un grande, es gigante el narigón.
Y un domingo volvió el más grande, para que todos los pibes lo podamos disfrutar en el banco del pincha. Que tarde aquella, como olvidarla, si encima llenamos el basurero como nunca en la historia de ese reducto. Nunca vi a la gente como esa tarde, había muchas cosas, muchas emociones dando vueltas. Cuando esa nariz asomó por el túnel fue mágico, la gente de las plateas se puso de pie, y todos aplaudiendo a más no poder. Y fue atronador el “borombombom borombombom es el equipo del narigón”. A mi me temblaba todo, que le iba a hacer, si con todo lo que había leído y escuchado sobre este tipo ahora lo podía vivir en carne propia. Nadie se imaginaba que en ese momento se estaba gestando un trabajo que a largo plazo nos iba a dar la alegría más grande, Carlos le dio continuidad y confianza a jugadores que fueron estrellas en el Apertura 2006, como Sosa, Pavone, Angeleri, y a otros que si bien no estuvieron en ese equipo, llegaron a ser ídolos del club: Carrusca, Krupoviesa, Gelabert.
¿Qué más se puede decir del gran Carlos Salvador? Bueno lo dejo a criterio de ustedes en los comentarios. De mi parte: Carlos, muchas gracias por ser lo que fuiste, lo que sos, y todas las cosas que haces y decís que siempre nos dejan una enseñanza.
Y no se olviden que cuando se juega al fútbol, no hay amigos, lo único que sirve es ganar, al rival hay que pisarlo...