viernes, 7 de marzo de 2008

Mística eterna






Es inagotable, porque no tiene fecha de vencimiento, y tiene en Juan Sebastián Veron al heredero perfecto. Hablo de la mística Pincharrata que nos acompaña desde el año 1968, y en el año 2006 se desempolvó. Este año sigue intacta, para que 40 años después de aquel titulo que nos depositara en la cima de América y después del Mundo, nos volviéramos a ilusionar con ser los más grandes del continente.
Arrancamos mal en esta copa. En Ecuador tuvimos muchísima mala suerte, ya que a pesar de haber jugado un partido bárbaro en donde demostramos que somos mucho más que cualquiera de los denominados “5 grandes”, en una gran jugada el Cuenca nos embocó y nada se pudo hacer. Luego contra Lanus se hizo mucho más complicado, ellos jugaron a defenderse y lo hicieron muy bien, nada para decir. Muchas veces el Pincha jugó a defenderse y ganamos partidos así y nadie se quejaba. Pero habíamos empatado de local, y empatar de local en la copa nunca es bueno.
El destino quiso que en la tercera fecha se nos cruzara un equipo uruguayo que se vio obligado a hacer las veces de local en el estadio Centenario, porque el Pincha iba a llevar mucha gente. Ese estadio nos vino bárbaro, ya que allí dimos 3 de las 9 vueltas olímpicas. (Libertadores 68 y 70 y la Interamericana 69)
Casi 10 mil hinchas del León fueron hasta el vecino país para alentar al Grande platense. Una excursión maravillosa e inolvidable, por la lluvia, por los HDP de los asambleístas que se creen Dios y no dejaron pasar a nadie (¿será verdad que pidieron plata para dejar pasar?) y hubo que ir mas lejos para cruzar ese río pedorro.
El estadio era una fiesta rojiblanca. Desde mucho antes del comienzo del partido, los hinchas no dejaron de alentar, sabíamos que era una oportunidad que no debíamos dejar pasar. Y los jugadores también lo creyeron así. Pero se pasaron de la raya, porque salieron muy nerviosos y en seguida nos clavaron un gol de cabeza, y el flaco Alayes se fue expulsado. Otra vez con todo en contra, la lluvia, 0-1 abajo, un jugador menos. Pero nunca nos dimos por vencidos, en el segundo tiempo el heredero de la gloria del León se puso el equipo al hombro y manejo los hilos del equipo con guapeza, voz de mando y con su fantástica pegada hizo que los demás jugadores se contagiaran y dejaran todo en la cancha. En el minuto 15 llegó un penal que el mismísimo hijo de bruja cambió por gol. Por lo menos sacamos un empate de visitante y en inferioridad de condiciones, pero como dije antes, el pincha puede ser mucho más que cualquiera de los grandes y fue a buscar el gol de la victoria. Y lo encontró a 4 minutos del final, con una jugada made in Veron que le dio un pase divino a Enzo Pérez que hizo todo bien adentro del área, después de dejar a un uruguayo haciendo culipatin mandó la amarillenta pelota al fondo del arco. Que manera de gritar ese gol, otra vez el Pincha estaba de pie ante la adversidad, y en ese estadio mítico donde el Pincharrata dio 3 vueltas quien dice que no se empezó a escribir una nueva historia, que espero a mediados de año pueda contar en este blog.